jueves, 22 de septiembre de 2016

Stanley Meyer, El genio que desarrolló el motor alimentado con agua fue envenenado por las corporaciones

Stanley Meyer nació en la ciudad de Grove City, Ohio. Creó (si bien hay un gran debate en torno a este concepto), después de 30 años de experimentos, un dispositivo al interior de un motor de combustión genérico que producía hidrógeno y oxígeno desde agua, a partir del empleo de electricidad, usando un método llamado electrólisis del agua. Este era un proyecto en el que, inclusive el Pentágono, había demostrado interés. Meyer no era un científico y carecía de diploma universitario, sin embargo, según se cree, creó un vehículo del tipo "buggy" capaz de funcionar utilizando agua como combustible. 
Estaba particularmente interesado en proteger el medioambiente de la polución por la utilización de los combustibles fósiles y las consecuencias ambientales del efecto invernadero. 

 Falleció a los 57 años de edad luego de cenar en un restaurante con unos supuestos inversores interesados en sus descubrimientos. Si bien su muerte está rodeada de sospechas de toda índole avivando teorías conspirativas, según los análisis forenses oficiales del gobierno federal de los Estados Unidos certificó, murió a causa de un aneurisma cerebral. Sin embargo, los testigos recuerdan claramente que ese día de su cena, Stanley salió corriendo de pronto, abandonando bruscamente la reunión y gritando desesperadamente "me han envenenado" y murió sin llegar a cruzar la calle. Las personas que se reunían con el ese día desaparecieron sin dejar rastros y hasta el día de hoy no se sabe quienes fueron los anfitriones de esta su última cena.

 Su sistema era bastante básico y casero, asequible a cualquiera con conocimientos técnicos y constructivos, medios y herramientas comunes y consistía en romper la molécula de agua a base de impulsos positivos a varios kilovoltios a frecuencias entre 10 y 15 kilohercios. Se inyectaba la mezcla en el motor y la combustión del hidrógeno sólo vuelve a producir vapor de agua como desecho.
 Meyer incluso afirmaba que su circuito puede funcionar sin necesitar reponer mas agua, pues la que sale por el tubo de escape podría condensarse y ser utilizada de nuevo. 

El coste de la transformación es mucho menor de lo que costaría el combustible necesario para la vida del vehiculo, además de eliminar carisímos elementos anticontaminación usados en vehículos de combustible derivado del petróleo como los catalizadores, sondas de oxígeno, sensores de contaminación y el moderno avanzado sistema de computación para paliar las emisiones de los vehículos comunes. Con solo 7,4 microlitros de agua por cada explosión para conseguir 50 CV. Básicamente el agua contiene 2,5 veces más energía que la gasolina al estar formada por dos de los componentes más energéticos de la naturaleza el hidrógeno y el oxígeno. Tanto es así que en los sistemas que requieren la mayor potencia del mundo hasta ahora conocido, que es enviar pesados transbordadores al espacio exterior, el combustible que se usa es hidrógeno y oxígeno en estado líquido y es ahí donde se limita su uso en la tierra ya que estos dos gases por separado tienen un elevadísimo poder calorífico y explosivo, razones por las que aún no se usa como combustible terrestre dado que no hay suficientes métodos de control y sería un vehiculo de esta clase, cualquiera que fuese, una verdadera bomba destructiva andante.  No así cuando el combustible permanece en forma de agua común y es desintegrado en sus dos componentes en muy pequeñas cantidades controladas justo antes de entrar a una cámara de combustión común, saltando la parte de almacenamiento y compresión de estos elementos tan peligrosos por separado.
 Un coche modificado para este sistema participó en el 85 en una carrera en Australia. Eran 1800 millas y el motor no se calentó y era verano. El sistema de este coche era de lo más seguro y no había posibilidad de explosión en caso de colisión puesto que no se transporta hidrógeno almacenado ni comprimido.

 

 Algunos aseguran que fue asesinado por las corporaciones del petróleo. Tenía 57 años cuando murió supuestamente envenenado. Un día antes habría firmado un contrato con el Ministerio de Defensa de Estados Unidos. Su hermano denunció tiempo después que tanto el vehículo, tipo buggy y su equipo experimental fueron robados de su casa. Su desarrollo quedó en el misterio, como el fin de su vida. 

Seguidores de Meyer han iniciado la búsqueda del material robado y están recolectando las investigaciones del inventor. Una tarea que involucra a científicos y fanáticos. El sitio oficial de Meyer asegura que su invento fue verificado correctamente y que los cargos legales en su contra no tenían fundamento. El profesor Michael Laughton, decano de ingeniería en Mary College, Londres, el almirante Sir Anthony Griffin, un ex controlador de la Marina británica y el Dr. Keith Hindley, químico de investigación británico fueron testigos y se sorprendieron porque la célula de Meyer permaneció en frío, incluso después de horas de producción de gas, funcionando con pocos miliamperios en vez de hacerlo en amperios como la electrólisis convencional.

 

 Declararon: “Después de horas de discusión entre nosotros, concluimos que Stan Meyer pareció haber descubierto un método totalmente nuevo para la División de agua que mostró muy pocas de las características de la clásica electrólisis. La confirmación de que realmente sus dispositivos funcionan provienen de su colección de patentes de los Estados Unidos concedidas en virtud de la sección 101 por la Oficina de patentes de los Estados Unidos” Sobre los cargos de fraude el sitio del inventor indica que no pudo ser examinado por la justicia porque el inyector de combustible estaba todavía bajo la revisión de seguridad nacional de Estados Unidos, en conformidad a la ley de patentes y no disponible para el público. Además denuncia una serie de irregularidades en el proceso que ponen en duda la sentencia recibida. 

Ver para creer. En 1985 Stanley Meyer salía en la televisión contándole a la humanidad que había inventado un motor que nos liberaría del petróleo. Un invento revolucionario rodeado de misterios. Las patentes siguen vigentes y no han sido canceladas. Aun hoy, el caso de Stanley Meyer sigue en silencio así como sus inventos comprobados y revolucionarios.

Esta es una de las mayores vergüenzas de un planeta que aun sigue matándose por aceites fósiles para ser quemados como combustibles a pesar de las miles de opciones básicas, claras, económicas y sanas que ofrece la naturaleza en las manos del hombre.

Stanley Meyer no se incluye en ningún libro de historia o aprendizaje en ningún país del mundo. Está en vuestras manos contárselo a las nuevas generaciones para que además de aprender lo que orienta y permiten los estados, también tengan curiosidad por la ciencia alternativa, la ciencia olvidada y censurada que nunca se dará en las mas costosas universidades del mundo.

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